31.8.10

El nudo en la garganta cada vez se hacía más grande...

Desde que me levanté había comenzado a sentirme un poco mal, sin saber por qué, pero no le dí mucha importancia ya que creí que se me iba a pasar pronto. Las horas empezaron a pasar rápidamente, lo cual me resultó algo raro porque estaba estudiando para dos exámenes del colegio. No podía concentrarme bien, entonces decidí poner algo de música para que el estudio no se me haga tan aburrido. Prendí la computadora y abrí de inmediato mi reproductor de Windows Media, en el cual conservo alrededor de unas quinientas cuarenta canciones. No pensé mucho en ponerlas todas en la lista de reproducción, pensando que así el tiempo se me pasaría más rápido mientras me preparaba para las próximas pruebas. Las melodías pasaban y pasaban y yo cantaba, como de costumbre. Pero, dejé de hacerlo cuando comenzó a sonar aquella dulce canción que provocaba algo en mi interior. -Claro- me dije, es MI canción, la canción que él me había dedicado. La canción que en un principio no me había gustado mucho, en realidad no la comprendía, ni comprendía tampoco qué quería decir su letra. Igualmente, el gesto ese de dedicarme una canción se me hacía muy tierno, y me conmovía mucho. Cuando sucedió la parte mala de la historia, no me permití pensar en vos, y los recuerdos se habían borrado -temporalmente-. Éstos días, quién sabe por qué cosas, volviste a aparecer, no de una manera muy linda, y ahí fue cuando la cabeza comenzó a darme vueltas, cuando comencé a sentirme mareada. Cerré los ojos para intentar sentirme mejor, pero no hubo caso. No sabía bien si estaba en un sueño o qué. Tardé unos instantes en comprender que era la vida real, y que los ojos se me habían llenado de lágrimas. -No- me dije para mis adentros -¡No llores por eso, no seas estúpida!- Y no lloré, pero fue peor porque llegó la noche, y se me había formado un nudo en la garganta que casi no me dejaba respirar. Los ojos se me llenaron de lágrimas de nuevo, pero evité que éstas cayeran por mi mejilla, al igual que antes, y lo logré. Ni una sóla gota cayó de mis ojos. Intenté sacar de mi cabeza toda esa nube borrosa llena de pensamientos que lo único que hacían era ponerme de mal en peor. Cada minuto que pasaba me sentía pésima, hasta que decidí salir de todo entorno que tenía que ver con las personas, el contacto, el ruido... todo. Apagué la computadora, la televisión y cerré la puerta de mi habitación para poder recostarme sobre la cama y estar tranquila. Tomé un libro que estaba en mi mesita de luz y comencé a leer. No recuerdo del todo bien lo que decían aquellas hojas, porque más que leerlas, las ojeé. Lo que sí recuerdo, es que apenas abrí el libro y decía algo así como «La vida es un asco, y te mata», eso fue lo que me puso aún peor. No pude más, y lloré, ésta vez no pude parar, necesitaba hacerlo, no podía con esta angustia, que se estaba apoderando poco a poco de mí, aunque, sabía que todo eso en algún momento iba a terminar...

-----------------------------------------------------------------------------------------------------------

¡Por fin vuelvo a escribir! Extrañaba tanto esto... No lo hacía porque todo este tiempo estuve muy ocupada, pero, aquí estoy, de regreso.